Mucho se ha hablado sobre los resultados de las elecciones locales y de las grandes sorpresas que, como resultado de las empresas encuestadoras, se presentaron en el fin de semana del 27 de Octubre.
Uno de los casos que no se ha discutido a profundidad en redes sociales es el de la candidata Ángela Hernández a la Gobernación de Santander, quien contaba con el aval de los partidos conservador, liberal, la U y el Centro Democrático. La candidata proclamaba que su programa se concentraría en: la familia como eje central de la sociedad, la estructura productiva agropecuaria del Departamento, y la transparencia en el uso de recursos públicos.
Tres temas fueron determinantes para que la decisión del electorado no diera como ganadora a la primera mujer que se presentaba al más alto cargo del Departamento:
1. El debate surgido el 19 de Octubre, apenas una semana antes de las elecciones sobre la falsa publicidad de su nombre liderando encuestas falsas, como lo denunció El Espectador: Ver link de la noticia acá.
2. Revivir las quejas ciudadanas por la participación de la candidata en las discusiones sobre «ideología de género» o la «reconversión de la homosexualidad».
3. El uso de la situación de migración venezolana en la campaña electoral Declaración del Procurador General Fernando Carrillo ver acá.
Este último punto es en el que concentraremos la atención, primero, precisamente por la advertencia del Señor Procurador, en el marco del lanzamiento de la campaña en contra de la xenofobia: Aquí cabemos todos, de esta entidad en compañía con USAID y la Organización Internacional para las Migraciones-OIM.
En sus declaraciones el Señor Procurador mencionó que: «Somos un país de 7.7 millones de desplazados y 4.7 millones de compatriotas viven en el extranjero. Durante años hemos sido discriminados en el exterior por los errores de otros. No le paguemos con la misma moneda a nuestros hermanos venezolanos. #AquíCabemosTodos» (@fcarrilloflorez, 05.09.2019), y en el lanzamiento mencionó la responsabilidad de los candidatos precisamente en evitar distorsionar las percepciones del electorado, promoviendo la xenofobia en sus campañas políticas. Una declaración que en el momento se encontraba dirigida a la candidata quien a través de vallas publicitarias se dirigió directamente a la situación migratoria: Revisar nota de prensa sobre las vallas publicitarias acá.
Esta situación no solo es deplorable en términos del aprovechamiento político de una coyuntura humana particular sino que además implica la desinformación a la ciudadanía frente al tema del control migratorio, el cual es de exclusivo tratamiento del gobierno central, y que se encuentran en el núcleo de las políticas migratorias.
Una de las barreras fundamentales para la elaboración de políticas migratorias efectivas es la xenofobia, etimológicamente entendida como el “odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros” (Real Academia Española, 2019, párr. 1), pero que además debe considerarse como una forma de racismo. La xenofobia responde a la clasificación del binomio, nosotros y los otros, aquellos que nacen versus los que crecen o se hacen, con referencia a la construcción de la identidad y los patrones culturales, sin reconocer y valorar la diferencia, sino que, por el contrario, la considera como opuesta (Torrens, 2016).
El fenómeno migratorio venezolano hacia Colombia se enmarca en la categoría de flujos migratorios sur-sur. La literatura internacional se ha enfocado en el análisis y el estudio de flujos migratorios Sur-Norte, como los casos de América Latina y Estados Unidos, África y el Medio Oriente y Europa, y ha descuidado los flujos migratorios entre países similares. En muchos casos, la literatura resalta las ventajas que existen de dichos flujos migratorios, tanto para la economía como para la sociedad en general, sin embargo, los flujos migratorios entre similares parecieran demeritar dichos beneficios. Al mezclar ambos conceptos, el de xenofobia con la percepción acerca de los pocos beneficios que representan estos flujos migratorios, se genera una situación en la cual, las políticas no responden de manera efectiva a las necesidades tanto de migrantes como de nativos. Y, en consecuencia, se refuerzan ambos fenómenos.
No existen indicadores que permitan medir de manera certera el incremento o no de la xenofobia, de todas maneras, es un fenómeno que aún es considerado como un tabú, en conjunto con preguntas relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas, aborto, plagio, racismo, antisemitismo, entre otras (Krumpal, 2012). Como lo señala Adorno et. al. (2006):
Medir con precisión adecuada una sola actitud, concreta y aislada, es un proceso largo y arduo tanto para el sujeto como para el investigador (…) ¿Cómo podemos esperar investigar en un período razonable de tiempo las numerosas ideas y actitudes que conforman una ideología? (p. 171).
Lo anterior aplica para la xenofobia ya que es considerada como una expresión radical del nacionalismo exacerbado, que nadie lograría reconocer directamente y, por tanto, muchas de las reacciones de los entrevistados deben ser consideradas como subreportadas o no naturales, en otras palabras, subjetivas. En este sentido, las únicas aproximaciones a la xenofobia son precisamente las percepciones que tengan tanto colombianos como venezolanos en el caso que nos ocupa. Diferentes estudios han encontrado que la mejor forma de medir incrementos en acciones xenófobas es a partir del análisis de las opiniones y actitudes de los individuos (Krumpal, 2012 y Gordon, 2015). Los resultados de dichos estudios han encontrado una correlación entre un detrimento en la situación económica, política y social del país con un incremento en la percepción de la migración como una amenaza, por parte de los nativos.
En conclusión, las percepciones y actitudes tanto de los ciudadanos como de los venezolanos son la expresión del resultado de políticas públicas materializadas o no por el Estado, pero además en este caso en particular del manejo que los mismos candidatos hagan del tema en las regiones.
Lo que la gente dice y, en menor grado, lo que realmente piensa, depende en gran medida del clima de opinión en el que vive. Pero cuando el clima cambia, algunos individuos se adaptan mucho más rápidamente que otros. Si hubiera un crecimiento importante de la propaganda antidemocrática, podríamos esperar que algunas personas la aceptaran e hicieran eco inmediatamente; otros, lo harían cuando les pareciera que <<todo el mundo cree en ella>>; y otros no lo harían nunca (Adorno, et. al, 2006, pp. 171-172)
En este caso, hay que felicitar al electorado del Departamento de Santander, porque a pesar del clima de opinión que vivieron durante las campañas electorales locales y la situación de migración masiva que vive el departamento, su ejercicio ciudadano no se dejó permear por el eco de la propaganda antidemocrática. Un ejemplo más de la derrota del populismo, discutido en clase, en el ejercicio de la virtud ciudadana. ¡Buena esa Santander!
Referencias
Adorno, T., Frenkel-Brunswik, E., Levinson, D., & Sanford, R. (2006). La Personalidad Autoritaria. EMPIRIA: Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 12, 165–200. Recuperado de: http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&AuthType=ip,url,uid&db=a9h&AN=24160203&lang=es&site=eds-live
Krumpal, I. (2012) Estimating the prevalence of xenophobia and anti-Semitism in Germany: A comparison of randomized response and direct questioning. Social Science Research, 41(6), 1387-1403. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0049089X12001172?via%3Dihub
Real Academia Española (2016) Xenofobia. En: Diccionario del Español Jurídico. Disponible en: https://dej.rae.es/lema/xenofobia
Torrens, X. (2016) Racismo y Antisemitismo. Mellón, J., y Torrens, X. (Eds) Ideologías y Movimientos Políticos Contemporáneos. Tercera Edición. Madrid, Tecnos.
Excelente artículo
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Muy interesante el análisis frente al uso indebido de la información en el marco electoral y en la coyuntura migratoria por la que atraviesa el país. Es un acto irresponsable el uso de información desinformativa que solo demuestran infulas de grandeza en aras de captar electores. Como lo dice la autora del Articulo “buena esa Santander”
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Excelente artículo, es interesante el abordaje frente a como a partir del supuesto de capital cultura existen candidatos que utilizan la desinformación como mecanismo para la captación de electores como un acto irresponsable, parafraseando a Andrea ” buena esa Santander” por no caer en el juego xenofobico e irresponsable de las campañas electorales.
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